El cuidado y respeto del medioambiente para evitar un efecto mayor del cambio climático se ha vuelto uno de los principales puntos de discusión entre los distintos espectros de la sociedad, las bodegas y el mundo del vino no son una excepción.
Además de la apuesta por la sostenibilidad, que ya forma parte de la cultura de prácticamente todas las bodegas, otra de las grandes preocupaciones de dichas firmas es la emisión de carbono que sus actividades generan.
Uno de los pasos más importantes dados por estas bodegas ha sido utilizar tapones que se cataloguen como “huella de carbono negativa”, es decir, que ya no solo disminuyan su emisión de CO2, sino que directamente la eliminen de su vocabulario.
La marca que ha conseguido hacerse un nombre en la elaboración de corcho ha sido la empresa de tapones Amorim Cork. De hecho, en su 150º aniversario ha reforzado sus credenciales de sostenibilidad. Esta compañía que está distribuida a lo largo y ancho del planeta, desde EEUU hasta Australia, pasando por China, España o Francia, ha sido reconocida como la encargada de elaborar el tapón que retiene más CO2 del sector vinícola, tapones que se utilizan principalmente para vinos espumosos.
Uno de los puntos clave para que esta marca tenga el respeto de todo el sector vinícola, y motivo que nos ha empujado como bodega a apostar por sus productos, es el estudio que han realizado sobre el ciclo de vida de unos materiales y otros y el impacto que puede tener esta decisión en el medioambiente.
Tras este estudio, Amorim Cork llegó a la conclusión de que la mejor opción era apostar por tapones de corcho, pero no cualquier tipo de corcho, ya que, al ir dirigido al mercado de vinos y bebidas espumosas, estos debían ser de gran calidad y de huella de carbono negativa, algo que solo se consigue con corcho que procede de la corteza de alcornoque.
Siguiendo las bases del estudio, se considera que, desde los propios bosques hasta el resultado final, es decir el tapón de corcho natural de Amorim, se está elaborando un producto que es el mayor aliado para que las bodegas sigan su lucha por defender la sostenibilidad del sector, a la vez que luchan contra el cambio climático.
Al ser un problema que concierne a toda la sociedad, los consumidores que adquieren vinos con este tipo de tapones sostenibles aportan su granito de arena ante un problema que cada día es más real.
¿Por qué son corchos de “huella de carbono negativa”?
La emisión de CO2 en la producción de vino está concentrada mayoritariamente en la botella, ya que estas liberan entre 300 y 500 gramos de dióxido de carbono, una cantidad bastante considerable. Es aquí donde entra el papel de los tapones de corcho. Un corcho natural consigue confiscar hasta 309 gramos de CO2, mientras que los corchos utilizados en los vinos espumosos retienen unos 562 gramos. Esto implica que una botella de 75 centilitros tenga una emisión cero gracias al uso de estos tapones, ya que podríamos decir que estos corchos “compensan” lo que emiten las botellas.
De hecho, la relación entre el corcho y el vino ha sido siempre positiva, ya que al tener en común su origen natural y el respeto que mantienen sobre el paisaje, han tenido muchos puntos en común. Además, ambos son muy importantes a nivel ecológico, pero también a nivel social, ya que ayudan a preservar los hábitats naturales, las poblaciones autóctonas y la biodiversidad.
Corcho Bodegas Hispano Suizas
Desde Bodegas Hispano Suizas nos consideramos como una de las grandes marcas comprometidas con la salud del planeta y el respeto de este. Nuestra firma, que gracias al uso de estos corchos de la marca Amorim Cork hemos conseguido reducir la huella de carbono hasta un total del 98,2% de lo que emitiría en condiciones normales si no utilizáramos este tipo de corchos. La cifra del 1,8% de emisiones se queda en nada si la comparamos con todo el CO2 que se ha conseguido retener. Estos datos muestran el gran trabajo realizado tanto por Amorim Cork como por nuestra bodega. Un esfuerzo que refleja el gran compromiso de ambas firmas por buscar un mundo mejor y más sostenible, y todo ello con el objetivo de conseguir una bodega sin emisiones de CO2.
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