Por Rafa Navarro
Invierno frío. Terruño helado, a veces nevado. La viña emana una imagen de dureza y fuerza. El ciclo ha vuelto al principio. Toca empezar de nuevo. Es el momento de decisiones que, desde ya, van a influir en los vinos de la cosecha 2019. La poda es uno de los primeros pasos de ese ciclo. Es importante tomar las decisiones acertadas. Pensar en el tipo de vino a elaborar para realizar la poda que éste merece. Mimar el viñedo es una de las señas de identidad de Hispano Suizas. Es un trabajo arduo, porque en la viña empiezan a elaborarse los grandes vinos.
La poda supone el inicio de los nuevos vinos. En enero se empieza a trabajar la uva con la que se elaborarán esos vinos. La poda es fundamental y hay que conocer todas y cada una de las variedades de que disponemos, pues cada una es un mundo y requiere unos cuidados específicos.
Transmitimos a la gente que trabaja en el campo lo que buscamos. Todo tiene un porqué y nos basamos en nuestro saber hacer y nuestra experiencia.
Cada variedad tiene que estar equilibrada en yemas productivas dependiendo del vino que quieres producir.
Por ejemplo si hablamos de Pinot Noir, que es un poco el estandarte de Hispano Suizas, no es igual la poda para un base cava que para un tinto Bassus Pinot Noir, para un Bassus Dulce o para un Impromptu Rosé. Hacemos cuatro podas diferentes para la variedad Pinot Noir dependiendo de a qué producto irá destinada esa uva.
Utilizando un símil de pintura, con la poda pones los primeros trazos de lo que quieres que sea tu obra final.
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